Translate

viernes, 1 de marzo de 2013

La lectura que hace Schlick de “Tractatus” de Wittgenstein


La preposición puede representar la realidad entera”1


En este ensayo quiero presentar brevemente el pensamiento del filósofo austríaco-británico L. Wittgenstein (1889-1951) a ojos de Moritz Schlick (1882-1936). Después de esto, invito a una reflexión acerca de si realmente la realidad está estructurada lógicamente o si somos nosotros, los hombres que conocemos, quienes la estructuramos así. A raíz de esto, me gustaría hacer ver al lector que quizá considerar que debemos dejar de filosofar acerca de “lo que no se puede hablar” es un paso demasiado atrevido, que aceptarlo puede tener graves consecuencias.

L. Wittgenstein cree que “el planteamiento de estos problemas [los problemas filosóficos] descansa en la incomprensión de la lógica de nuestro lenguaje”2. De este modo, comprendiendo la lógica de nuestro lenguaje, deberían solucionarse los problemas filosóficos. Con esta tesis, Wittgenstein traslada los tradicionales problemas ontológicos de la filosofía al plano epistemológico. Los problemas de la filosofía dejan de estar en el mundo, donde todo ya está ordenado. Y la tarea del filósofo frente a la realidad pasa a ser aprender a leerla bien.

Moritz Schlick (1882-1936)
Moritz Schlick, a raíz de los textos de Wittgenstein, considera que la filosofía ha dado un giro definitivo porque lee3 en el “Tractatus” que los problemas filosóficos son meros problemas del lenguaje. Entonces, según él, una vez esclarecido el problema con las palabras ya no podrá haber problema sin solución. Schlick dice que “no hay preguntas que en principio sean incontestables, ni problemas que en principio sean insolubles. Lo que hasta ahora se ha considerado así no son interrogantes auténticos, sino series de palabras sin sentido”4.

Antes de avanzar en este tema, es preciso que advirtamos una cosa que Schlick da por supuesta: que la realidad a nivel ontológico está ordenada lógicamente, y que este orden es tal cual lo pensamos cuando lo pensamos correctamente. Schlick defiende que “todo conocimiento lo es solo por virtud de su forma (...) solo ella [la forma] es importante para el conocimiento. Todo lo demás es material, inesencial y accidental de la expresión”5.

Que el pensamiento es estrictamente formal es una tesis que acompaña prácticamente toda la teoría del conocimiento y que no me atrevo a discutir. Tampoco me atrevo a discutir que haya alguna diferencia entre la forma que posee el conocimiento y la forma de lo real cuando lo real es conocido. Lo que sí que me atrevo a poner en duda es que no haya diferencia entre la realidad tomada en su totalidad y la forma que posee el conocimiento. ¿No es demasiado presuntuoso decir que no hay realidad más allá de lo que se puede formalizar lógicamente? ¿No es demasiado presuntuoso tratar lo material como algo fuera de la realidad, inexistente?

Lo siento, pero la filosofía de Schlick no me parece más que una reacción ante el espanto que produce advertir lo inmensa que es la realidad. Todos hemos pasado alguna vez al lado de un mendigo y hemos evitado mirarle a los ojos. Todos hemos pensado alguna vez en solucionar el mundo, y tiempo después nos hemos dado cuenta de que es demasiado grande y de que nosotros somos demasiado pequeños. Pero esta no es razón suficiente como para considerar inexistentes las tierras de más allá de la frontera de nuestro país. Ignorando al mendigo no solucionamos su problema. Bien es verdad que lo evitamos, pero él sigue estando ahí.

L. Wittgenstein (1947)
Me parece bien que se proponga no considerar dentro de un sistema lógico lo que no entra dentro del sistema. Pero no se puede tachar de inexistente lo que no entra dentro de este sistema. Es importante ver que no es lo mismo. Se puede no considerar algo si se tiene en cuenta que se está ante un sistema, una porción, una parte de la realidad. Pero considerar la parte por el todo es un salto que no creo que debamos hacer hasta haber comprobado que el todo está en la parte.

Juan Arana, en su última publicación sobre filosofía de la naturaleza6, explica que “unas veces la ordenación es transparente y otras permanece escondida”. Y para ilustrar en este punto pone el siguiente ejemplo: la siguiente secuencia de números: 1-4-1-5-9-2-6-5-3-5-8-9-7-9-3... parece no responder a ningún tipo de orden, a ninguna forma lógica. Sin embargo, no se trata de una secuencia caótica sino que se trata ni más ni menos que de los decimales que corresponden al número pi.

¿Y si hubiésemos tachado de irreal esta secuencia por no haber advertido su orden? Nadie se volvería jamás a preocupar por ella. Quedaría escondida debajo de un sistema que dice leerlo todo. Y nadie, nunca jamás, volvería a preocuparse por la “secuencia irreal”, porque ¿para qué buscar la forma a algo que no la tiene?

En mi opinión, la aportación que hace Wittgenstein a la filosofía es muy grande. Y no niego que sus pensamientos sean definitivos en el ámbito de la lógica y del lenguaje. Pero siempre hay otras lenguas, siempre hay otras formas de decir las cosas7. Siempre podemos encontrar otra lógica y otro lenguaje.

Y comparto la opinión de Wittgenstein al considerar la filosofía como una actividad de aclararse y no una doctrina. Pero me niego rotundamente a aceptar que el sistema para leer el mundo ya sea definitivo. Porque presuponer que la realidad es orden lógico, como hace Schlick, me parece reducir el problema de una forma bastante cobarde.

Dicho esto, considero que dar la razón a Schlick puede suponer entrar en un callejón sin salida, en donde se puede lograr definir a la perfección todo un mundo pagando el haber sacrificado parte de la realidad. Justamente aquella realidad que para el filósofo de verdad supone un problema.
____________________
1 - L. Wittgenstein, Tractatus lógico-philosophicus (1921-1922), prólogo. Trad. cast: I. Reguera y J. Muñoz.
2 - L. Wittgenstein, Tractatus lógico-philosophicus (1921-1922), prólogo. Trad. cast: I. Reguera y J. Muñoz.
3 - Con “lee” me refiero a que interpreta. La interpretación de Schlick no tiene por qué ser realmente a lo que se refería Wittgenstein con su texto. De hecho, es preciso destacar que a raíz del mismo texto surge una corriente, la Tradición Británica, que se opone a las tesis de Schlick.
4 - M. Schlick, El viraje de la filosofía, primer número del volumen I de la revista Erkenntnis, 1930/31.
5 - M. Schlick, El viraje de la filosofía, primer número del volumen I de la revista Erkenntnis, 1930/31.
6 - Juan Arana, Los sótanos del universo, cap. 2, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 2012.
7 - Véase por ejemplo el desarrollo de las distintas geometrías no euclidianas. También son sistemas que sirven para describir el mundo físico, y describen el mismo mundo de distintas formas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario