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martes, 11 de noviembre de 2014



Para más información:
1- Diario del proyecto Reacciona Explota en colegios.
2- Canal de YouTube de Reacciona Explota
3- Colección de vídeos UAu, això és química. Colección de vídeos para explicar la química en Bachillerato.

miércoles, 8 de octubre de 2014

"Esto no es magia, ¡es química!"
Perfil del científico gerundense Pep Anton

Pamplona / J. Francesc Puig

Con la voz acelerada y sonriente, Josep Anton Vieta (Pep), licenciado en química en la Universidad de Girona (UdG), con un máster en química medicinal y diseño molecular y a punto de acabar el doctorado, explica lo que más le gusta de su trabajo: "Enseñar a la gente cómo hacer explotar dos sólidos, hacer fuego verde o que al mezclar tres gotas salga mucho, mucho humo. Y después decirles: «esto no es magia, es química»".

Pep Anton trabaja en la Cátedra de Cultura Científica y Comunicación Digital de la UdG, un grupo centrado en acercar a la sociedad en general unos conocimientos que, de otro modo, no saldrían del laboratorio. Se centra especialmente en el público joven: "Desde la cátedra queremos tender puentes sólidos entre el colegio y la universidad. Quiero que los chicos sepan realmente en qué consiste el trabajo de un químico experimental como yo", explica.


En el centro, Pep Anton haciendo un experimento frente a una clase de colegio


Karl Popper, un clásico filósofo de la ciencia, decía que la fase experimental debería ser la penúltima del método. Pensaba que el experimento servía para comprobar si una teoría es o no correcta. Sin embargo, Pep prefiere plantearlo al revés y empezar por el experimento, "que es lo más chulo". "Empecé a estudiar química porque me gusta experimentar, estar en el laboratorio con la bata y un montón de sustancias con las que chafallar", dice. Ha tenido curiosidad por la química desde pequeño. Su padre es químico. Además, Pep destaca con alegría la influencia de una profesora de primero de la ESO, cuyas clases marcaron un antes y un después en su vida. "Ahora quiero transmitir a todos lo que sentí en aquellas sesiones: fascinación por la materia y sus propiedades", explica.

Lo primero es el asombro y luego ya vendrá la explicación. Por este motivo, Pep tiene un blog en pleno funcionamiento en donde redacta entradas con el objetivo de captar la atención del público general. Su blog fue galardonado en 2012 con el "Premio al mejor blog profesional de universidades, investigación y ciencia de Cataluña". Escribe en lenguaje ordinario y en clave de humor, un ingrediente que, en su opinión, "siempre debería ir de la mano de la ciencia seria y rigurosa". Complementa las entradas del blog con vídeos que cuelga en su canal de YouTube: "¿Para qué explicarlo, si puedo mostrarlo? Una explosión siempre sorprende más que la descripción de la misma". La mayoría de vídeos los graba él mismo con su pequeña camera, dejándola estática o al estilo selfie. Sin embargo, también graba de vez en cuando con equipos profesionales, ya sean las cámaras de TV3, para su programa Espai Terra, o de alguna televisión local.

Generalmente trabaja en el laboratorio de la universidad. Dos ventanas abiertas permanentemente, campanas extractoras y muchos, muchos botes en una estantería cuyo orden podría ponerse en duda. "Estamos en ello -dice con una sonrisa- cada día está más ordenada". Sin embargo, también tiene su "caja de herramientas". Así llama a la versión reducida del laboratorio que lleva a todas partes: colegios, congresos, jornadas de divulgación científica... Ofrece puro espectáculo. Convierte céntimos de euro en monedas de oro, agujerea planchas de acero con luz y despierta a la serpiente de Tutankamón junto a su director de tesis, el Dr. Josep Duran. Al final, ante las caras de sorpresa del público, presenta el "cómo se hizo", y demuestra al público que aquello que les sorprendió es pura ciencia.

A diferencia de la mayoría de sus compañeros de profesión, Pep piensa que la ciencia no da respuestas a todas las preguntas. "No soy un gran entendido en teología, pero puedo afirmar que la ciencia no tiene las respuestas a todo. Podemos decir que en un primer momento hubo el Big Bang, sí. Pero queda otra pregunta pendiente: ¿Por qué?" Muchos científicos creen que es incompatible ser creyente y científico. Pep Anton, no, y dedica parte de su tiempo libre a la organización de actividades de formación para los jóvenes de su diócesis. Siempre está en contacto con los jóvenes, colectivo del que se siente uno más y a quienes quiere dedicar especialmente su trayectoria profesional como químico.



martes, 23 de septiembre de 2014

El misterioso hexágono de Saturno podría desvelar la duración de un día en el planeta

El planeta gaseoso es el único del Sistema Solar cuyo 
período de rotación aún no se ha sabido calcular

Pamplona / J. Francesc Puig

Astrónomos del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) pueden haber dado con la clave para desvelar el período de rotación de Saturno, el único planeta del Sistema Solar del que aún no se sabe cuanto dura un día. Lo han hecho con la publicación de su último estudio acerca del hexágono de Saturno, un fenómeno observado por primera vez hace treinta años.


La primera vez que se conoció Saturno de cerca fue por parte de la NASA, entre 1980 y 1981. El planeta se encuentra a un mínimo de 1.200 millones de kilómetros respecto de la Tierra, y se constituye básicamente de hidrógeno en estado gaseoso. En aquellas primeras fotografías, enviadas por las naves espaciales Voyager 1 y 2, se descubrió que en el polo norte del planeta había una sorprendente estructura hexagonal formada de nubes. La figura geométrica parecía estática. Sin embargo, descubrieron que debajo de ella circulaban nubes arrastradas por vientos que superaban los 400 km/h. 

El misterioso hexágono de Saturno, en el polo norte del planeta. Fuente: Astronomía-iniciación.com


Hace seis años, los investigadores de la UPV/EHU empezaron a observar exhaustivamente el fenómeno del hexágono, y en su última publicación han podido concluir que tanto la nube que parecía estática como las que circulaban a altas velocidades hace treinta años siguen en las mismas condiciones.  Estos datos han llevado al grupo a pensar que el hexágono y su corriente podrían no estar en relación con los cambios estacionarios de Saturno, sino con sus profundidades, lo cual llevaría a desvelar el período de rotación del planeta.



El polo norte de Saturno es una región donde las estaciones cambian de una forma muy distinta a la terrestre. El eje de la Tierra está inclinado 23'5º, lo cual provoca que durante medio año sea de día y durante la otra mitad de año no aparezca el sol. Por ello se dice que en el polo norte solo hay dos estaciones: invierno y verano. Sin embargo, la inclinación del eje de Saturno es superior: 27º. Esto causa mayor inestabilidad estacionaria: causa que las noches duren siete años terrestres y los días, 23. Pero el hexágono no parece verse afectado por estas variaciones, por lo que puede descartarse que la nube hexagonal esté relacionada con el cambio estacional.



Con esta hipótesis sobre la mesa, el equipo de investigación estudió el período de rotación del hexágono siendo consciente de lo que ello podía significar. Concluyeron que el hexágono tardaba 10 horas, 39 minutos y 23 segundos terrestres en dar una vuelta completa. El cálculo surgió de la observación de imágenes tomadas desde la Tierra entre 2008 y 2014 con distintos dispositivos, entre ellos los telescopios de 1,2 y 2,2 metros de diámetro del Observatorio de Calar Alto (Almería) y el PlanetCam, cámaras desarrolladas por el propio grupo vasco.



Bien es verdad que no se puede afirmar de forma definitiva que se tenga el dato del período de rotación de Saturno, pero sí que se puede brindar porque, si se demuestra de una forma más sólida que hay una relación estrecha entre el hexágono y las profundidades del planeta, el período de rotación de Saturno debería coincidir con el del hexágono. 


Fuente principal: A. Sánchez-Lavega, The long-term steady motion of Saturn's hexagon and the stability of its enclosed jet stream under seasonal changes, Geophysical Research Letters, nº41, pags. 1425-1431 (2014).