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viernes, 15 de marzo de 2013

Los caminos de la ciencia también llevan a Roma


 “Hablar de la verdad, así sin adjetivos, o decir que quienes nos dedicamos a la filosofía buscamos la verdad comienza a ser no solo una ingenuidad, sino simplemente como algo de mal gusto: «¡Será, en todo caso, la verdad para ti, pero no creerás tú en unas verdades absolutas!»”1. Y ante esto, el pobre filósofo responde desesperado, sin afán de que le entiendan: “No creo en verdades absolutas, sé que las hay. Lo único que creo es que soy capaz de llegar a ellas”.

En este ensayo quiero invitar a una reflexión acerca del relativismo tomado en serio, no como un mero recurso democrático para evitar discusiones2. Para hacerlo, me serviré de un ejemplo que me parece muy ilustrativo: el desarrollo de nuevas geometrías para describir el espacio físico. Elijo este ejemplo porque, en general, las personas convencidas por el relativismo a nivel ético acostumbran a tomar las verdades de la ciencia como absolutas. Luego están más acostumbradas a pensar en ciencia. Y este ensayo va dirigido especialmente a todos los relativistas éticos y amantes de la ciencia.

La geometría euclideana es el sistema geométrico con el que se ha funcionado prácticamente hasta finales del segundo milenio. Lo constituyen cinco axiomas3 a raíz de los cuales se han desarrollado cálculos que han sido claves para el desarrollo de la humanidad. Desde el teorema de Pitágoras hasta el cálculo del tiro parabólico. Incluso los rascacielos de Manhattan deben su existencia a la geometría euclideana4. Aun así, la longitud del quinto postulado de este sistema no acababa de convencer a algunos estudiosos, e intentaron demostrar que era innecesario, derivado de los otros cuatro axiomas.

Irónicamente, lo que se acabó consiguiendo con dichos estudios no fue demostrar la inutilidad del quinto postulado, sino su independencia. Se demostró que era tan válido el sistema geométrico tal cual lo escribió Euclides como con el quinto postulado negado. Así pues, nació otra geometría, la llamada “geometría esférica”. Y no solo se trata de un sistema que funciona por sí mismo, sino que también guarda correspondencia con la realidad. Es más, en según qué cálculos es más útil que la misma geometría euclideana.



¿Conocen El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry? Este autor ilustró su propia obra. ¿Recuerdan las dimensiones que tienen los personajes que aparecen en la obra respecto de sus planetas? “Sobre tu pequeño planeta te bastaba mover tu silla unos pasos. Y contemplabas el crepúsculo cada vez que lo querías”5. En un planeta como el suyo, ¿qué utilidad práctica tiene una geometría en la que la suma de los ángulos de cualquier triángulo sean 180º6? Querría una cama estable, que no le bailara por las noches. Y unos caminos en el suelo del planeta, no tangenciales a él.


Del mismo modo, si se imagina un triángulo cuyas líneas constituyentes fueran de Pamplona a Londres, de Londres a Berlín, y de Berlín a Pamplona, la suma de los ángulos del triángulo resultante no sería igual a 180º. Aun así la geometría euclideana sigue enseñándose en los colegios, y sigue siendo la base para construir edificios. Pero si Estados Unidos fuese a lanzar un misil a Tokio, no podría calcular el disparo como si fuese el de una catapulta asaltando un castillo. Vemos entonces que se puede hablar del mundo físico de diversas maneras. Y no solo hablar acerca de él sino manipularlo.

Desde un punto de vista, la distancia entre el Polo Norte y el Polo Sur es de 12.714 kilómetros7. Desde otro punto de vista, es de 20.000 kilómetros8. En el primer caso, la cifra es la distancia entre un polo y el otro habiendo establecido una línea que pase entre ambos puntos, es decir, atravesando por el centro de la tierra. En el segundo caso, también se trata de la distancia entre los polos habiendo establecido una línea que pase entre ambos puntos. Pero en este caso la línea es curva, ya que resigue el contorno del globo terrestre. Dicho de otro modo: hace el recorrido más corto posible teniendo en cuenta que no se puede pasar por el centro de la tierra. Si el hombre algún día quiere ir de un polo al otro por el camino más corto posible, deberá tomar este. ¿Acaso no es verdadero decir que ambas cifras describen la distancia más corta entre el Polo Norte y el Polo Sur?

Ya está. La verdad no existe. La ciencia ha demostrado que incluso las matemáticas son relativas. No se puede afirmar que A y B hacen referencia a una misma cosa si A y B son distintos. La distancia entre polos no puede ser 20.000 y 12.714 kilómetros. Debe ser una cifra o la otra.

Y ante afirmaciones como estas un servidor se desespera. ¿Por qué no pueden ser ambas verdaderas? ¿Por qué ante una discusión si uno tiene la razón el otro necesariamente debe no tenerla? Si ambos creen tener razón, lo más seguro es que ambos la tengan. Eso sí, en distintos planos. Todo depende del punto de vista de la interpretación, pero la realidad sigue siendo la misma. Puede cambiar el lenguaje, pero ball y pelota, dos palabras distintas, pueden hacer referencia a una misma realidad. No son mutuamente excluyentes.


Por esta razón, me posiciono a favor de que la verdad absoluta existe. De que la realidad es una. Y no por esto debo considerar falsa la opinión de alguien porque parezca incompatible con la mía. Es más la someto a evaluación: procuro desvelar todas sus razones y estudiar si de algún modo sus afirmaciones y las mías son compatibles en la misma realidad. Aunque una niegue a la otra, porque puede que sean verdaderas en distintos niveles.

Dicho esto, me parece que el pragmatismo pluralista es una buena herramienta para afrontar los problemas que plantea el relativismo. Este modelo de pragmatismo “sostiene que la búsqueda de la verdad es enriquecedora, porque la verdad es perfeccionamiento. (…) que no hay un camino único, un acceso a la verdad”9.
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1 - Nubiola, Jaime. Pragmatismos y relativismo: C. S. Pierce y R. Rorty, capítulo 2.
2 - Mantengo la idea que muestra Nubiola en Pensamientos y relativismo¹: “Lo peor es que este relativismo ético es pensado a menudo como un prerrequisito indispensable para una convivencia democrática”.
3  - Estos son:
a) Si x e y son puntos distintos, hay una línea recta que pasa por ambos.
b) Todo segmento rectilíneo es parte de una única recta.
c) Si x es un punto y r un segmento, hay un único círculo con centro en x y radio r.
d) Todos los ángulos rectos son iguales.
e) Si una línea recta que corta a otras dos líneas rectas, forma al mismo lado dos ángulos internos cuya suma es menor que dos rectos, las dos líneas rectas, suficientemente prolongadas, se cortarán en ese mismo lado [en que la suma de los ángulos internos es menor que dos rectos]
Fuente: Cobreros, Pablo. Introducción a la filosofía del espacio y el tiempo (apuntes), página 37.
4 - Por lo menos en el grado de Arquitectura Técnica de la Universidad de Navarra no se estudia otra geometría que no sea la de Euclides.
5 - Saint-Exupéry, Antoine de. Le petit price, capítulo VI. Primera edición: Éditions Gallimard, 1946.
6 - En geometría euclideana, la suma de los ángulos de cualquier triángulo suma 180º.
7 - 6.357 Kilómetros es la longitud aproximada del radio polar de la tierra, luego 6.357 x 2 =12.714 es aproximadamente el diámetro de la tierra. http://es.wikipedia.org/wiki/Radio_de_la_Tierra
8 - El perímetro de un meridiano es aproximadamente 40.000 kilómetros, entonces la distancia entre un polo y el otro recorriendo un meridiano es 40.000 / 2 = 20.000. Datos obtenidos de: Aguilar Rodríguez, Armando. Geografía general, editorial Pearson.
9 - Nubiola, Jaime. Pragmatismos y relativismo: C. S. Pierce y R. Rorty, capítulo 3.

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