Encontré
esta pintada paseando por Girona. Matizo, antes de nada, que el
"pensar es gratis" escrito en rotulador no formaba parte de
la escultura hasta hace pocos días, que un desconocido artista
decidió violar la obra de Crozet con un fin: que aquellos que nos
fijemos en la escultura nos fijemos también en su mensaje.
No
me voy a meter en si es correcto o no hacer esto. Reconozco que es un
tema interesante a tratar, pero no me gusta hacer juicios éticos.
Para ello ya está la conciencia de cada uno. Simplemente querría
atender a las razones por las que he considerado relevante publicar
esta fotografía.
Vemos
que lo pintado póstumamente en la escultura no es un mero tag
(firmas que los grafiteros reparten por la ciudad para marcar
territorio, como hacen los perros con su orina), sino que es un
mensaje que en cierto sentido exige este soporte. Reconozco que
cuando vi de lejos una mancha de rotulador en la escultura recité en
mi mente una maldición hacia los jovenzuelos que invierten su tiempo
en firmar lo que no es suyo. Pero cuando ya de cerca descubrí que
aquella mancha eran letras inteligibles, tuve que retirar mi
maldición.
"Da
igual que diga cosas bonitas. ¡Qué escándalo! Es una falta de
respeto hacia el artista y su obra", dirá cualquiera que tenga
la cabeza un poco en su sitio. Lo sé, pero a mi modo de ver, el
mismo escándalo que provoca el texto es una parte esencial del
mensaje. Resultaría muy estúpido por parte del desconocido artista
invitar a pensar y no dar ninguna clave para hacerlo. Sería como
decirle a alguien que en el Australia regalan caramelos pero no
explicarle cómo llegar a dicho país. Este mensaje es más rico. En esta foto hay
más que tres palabras.
Vivimos
en una sociedad en donde todo lo gratis se consume en exceso. Todo
excepto el pensar. Que no es que no se consuma porque no se quiera,
sino porque no se sabe. Estamos tan envueltos por la rutina que
incluso a veces olvidamos que nuestra vida la rigen nuestras
decisiones. Creemos que pensamos cuando realmente solo estamos
repitiendo una acción que ya pensamos en su momento. Y morimos
habiendo pensado poco más de cien veces a lo largo de toda nuestra
vida.
Por
ello, solo pensamos cuando vemos algo que nos escandaliza, que nos
inquieta, que nos arranca de la rutina. Nos vemos obligados a
utilizar la inteligencia cuando nos encontramos ante lo inesperado,
lo no catalogado. Si esta imagen no me hubiera impactado, si la
pintada en la escultura hubiese sido un mero tag, el pensamiento que
gira entorno a este texto nunca habría nacido.
Con
esto pretendo mostrar que a veces con los conceptos no basta. Las
mismas palabras sobre otro soporte hubiesen dado lugar a otro
mensaje, que no llegaría ni por asomo a la altura de este.
Desconozco si el violador de monumentos en cuestión es consciente de
esto, pero la situación del mensaje provoca lo mismo que nos invita
a hacer: pensar. ¿Por qué ha tenido que escribir aquí?, ¿estoy
aprovechando la gratuidad del pensamiento?, ¿que se haya escrito
esto en esta escultura es bueno?...
Otra
vía para afrontar el escándalo es la ignorancia o la indiferencia,
el desinterés por lo dado. Pero, ¿para qué rechazar a algo que
puedo obtener gratis?
No crec que en Josep Pla li desagradi la pintada! De ben segur que quan el grafitero la pintava ell s'ho miraria amb un mig somriure sorneguer!
ResponderEliminar